Literatura

lunes, 30 de abril de 2012

Javed Iqbal "El carnicero de Pakistan"







Javed Iqbal "El carnicero de Pakistan", "El Monstruo de Lahore": El peor asesino en serie en la historia de Pakistán, su Modus Operandi es Abusaba sexualmente de sus victimas, los estrangulaba y los descuartizaba, fue juzgado según la Ley del Talión.

Javed Iqbal nació en 1956 en Lahore (Pakistán), y era el cuarto de los seis hijos de un prominente empresario. Cursó estudios en los mejores colegios de pago de Pakistán, y cuando los acabó, su padre le compró una gran casa en el campo. Allí estableció una fundición de acero y vivía rodeado de sus empleados, chicos jóvenes a los que daba alojamiento a parte de la paga. Era todo un referente para sus vecinos y amigos por su caridad, pues normalmente sus empleados eran huérfanos, o niños de la calle.

Javed Iqbal fue detenido en diciembre de 1998 después de que en un acto de exhibicionismo enviase una carta a la Policía en la cual confesaba haber estrangulado a un centenar de jóvenes. Además de mofarse de la incapacidad de las autoridades de atraparlo y ponerlo entre rejas, en ella explicaba cómo había cortado en pedazos los cuerpos de sus víctimas, de las que abusaba sexualmente antes de asesinarlas, y luego depositaba los restos en una tinaja con ácido para hacer desaparecer los cadáveres.

Esta carta desencadenó una auténtica caza al asesino, que se prolongó durante un mes y concluyó con la captura de un ingeniero químico de 42 años llamado Javed Iqbal, que se convirtió así en el criminal más buscado en los 53 años de historia independiente de Pakistán, donde son muy raros los casos de asesinatos en serie.

El 30 de diciembre, en otro acto de exhibicionismo típico de este tipo de criminales, Iqbal se había presentado en las oficinas de "The News", un periódico de la ciudad paquistaní de Lahore. En la redacción de dicho periódico declaró que no sentía remordimientos por haber matado a 100 niños, pero que podría haber matado a 500 y que si sólo asesinó a 100 fue porque no quiso ir "más allá".

Las primeras investigaciones policiales acerca de este caso de desaparición de menores condujeron pronto a la casa que el ingeniero compartía con sus cómplices. Allí se encontraron unas fotografías de 100 niños muertos y las ropas que muchos de ellos llevaban cuando desaparecieron. Asimismo se hallaron los restos de dos cadáveres en una tinaja azul.

Como quiera que sea la sentencia jamás llegó a cumplirse. La mañana de 8 de octubre de 2001, apenas cuatro días antes de que la Sha’aria rindiera su veredicto final, las autoridades de la prisión de Kot Lakhpat hicieron pública la muerte de Javed Iqbal y su cómplice Sajid Ahmad, ambos fueron encontrados en sus celdas ahorcados, al parecer, con sus sábanas.

Las autopsias revelaron que ambos habían sido golpeados y algunas declaraciones de guardias y custodios no parecían ser del todo verdad, pero a fin de cuentas las autoridades dictaminaron "suicidio".




“Estos cuerpos no han sido eliminados con el propósito de que la policía los encuentre”.

domingo, 29 de abril de 2012

Genene Jones, "Baby killer"





Genene Jones, "Baby killer" se sentía como una heroína cuando salvaba a los pobres bebés moribundos… con la salvedad de que ella misma les provocaba esa situación de muerte inminente y en pocas ocasiones lograba revertirla.
Mataba con inyecciones de productos letales, sobre todo digoxina, un medicamento para el corazón que alteraba el ritmo cardíaco de los niños o paraba el corazón.

En 1977 se convirtió en enfermera voluntaria y empezó a trabajar en el Bexar County Medical Center Hospital. El mismo año en el que Genene empezó a trabajar en este hospital, los responsables del centro notaron un alarmante aumento del número de muertes entre los niños. Los asesinatos parecían vinculados a Jones. A finales de 1981, como las muertes de niños no disminuína, los responsables del centro empezaron una serie de investigaciones. En ese momento descubrieron que la mayoría de las víctimas habían recibido inyecciones letales de digoxina.

Genene hacía enfermar a sus víctimas con el propósito no de matarlas, sino de convertirse en una heroína al salvarlas, lo que no siempre conseguía. Se le atribuyen once víctimas, pero se sospecha que durante el periodo que ejerció de enfermera en el Bexar Conty Hospital pudo estar involucrada en las muertes de 46 bebés y niños




Azathoth (relato) H.P.Lovecraft




Excelente relato corto de H.P. Lovecraft, y tal vez, el que más está ligado a quienes debemos habitar en lo profundo de las sombrías ciudades modernas.


Azathoth.

Cuando la vejez se derramó sobre el mundo, y la maravilla abandonó las
mentes de los hombres; cuando ciudades grises elevaron altas torres,
sombrías y lúgubres, bajo cuyos mantos nadie puede soñar con el sol, o
los campos florecientes de la primavera; cuando el conocimiento despojó
a la tierra de su alfombra de belleza, y los poetas no cantaron sino
fantasmas distorsionados, vistos con ojos legañosos; cuando estas cosas
hubieron pasado, y los anhelos infantiles se esfumaron para siempre,
hubo un hombre que empleó su vida en la búsqueda de los espacios hacia
los que habían huido los sueños del mundo..
Poco hay registrado sobre el nombre y procedencia de este hombre, ya
que eso correspondía exclusivamente al Mundo Despierto, aunque se cree
que ambos eran oscuros. Baste saber que vivía en una ciudad de altos
muros, donde reinaba un estéril crepúsculo; y que se debatía diariamente
entre sombras y alborotos, volviendo al hogar durante el atardecer, a una
habitación cuya ventana no se abría sobre hierbas y árboles, sino a un
brumoso patio, sobre el que muchas otras ventanas se abrían en penosa
desesperación.
Desde aquella ventana sólo se divisaban muros y ventanas, salvo que uno
se inclinara para atisbar hacia las alturas, hacia las tímidas estrellas que
allí habitaban. Y ya que tanto los desnudos muros como las ventanas
conducen pronto a la locura (al hombre que lee y sueña demasiado), el
inquilino de esta habitación solía asomarse noche tras noche, observando
las alturas para vislumbrar alguna diminuta parte de las cosas que
estaban más allá del Mundo Despierto.
Con el correr de los años, fue conociendo a los astros de curso lento por su
nombre, y a seguirlos con la fantasía cuando, con pesar, se deslizaban
fuera de su vista; hasta que al fin, sus ojos se abrieron a esa infinidad de
secretos paisajes, cuya existencia, la mirada vulgar jamás repara.
Cierta noche, los cielos cubiertos de sueños se abalanzaron hacia la
ventana del Solitario observador, para fundirse con la atmósfera viciada
de su alcoba, y hacerle partícipe de sus ominosas maravillas.
Sobre la habitación arribaron ignotas corrientes de crepúsculos violetas,
resplandeciendo con nubes de oro; huracanes de oro y fuego
arremolinándose desde los más profundos espacios, inundados con
perfumes de Más Allá de los universos. Mares opiáceos se derramaron
allí, alumbrados por soles que los ojos jamás han contemplado, cobijando
entre sus revoluciones extraños peces y ninfas marinas de olvidados
abismos.
La silenciosa eternidad giraba en torno al soñador, arrebatándolo sin
tocar siquiera el cuerpo que se asomaba con rigidez a la solitaria ventana;
y durante días no registrados por los calendarios del hombre, las mareas
de las lejanas esferas lo transportaron a reunirse con los Sueños por los
que tanto había suspirado, los Sueños que el hombre había perdido. Y en
el transcurso de multitud de ciclos, tiernamente, lo depositaron
durmiendo sobre una verde playa al amanecer; una ribera verde,
exuberante, exhalando dulces fragancias por los capullos de lotos y
sembrado de rojos camalotes...





Azathoth aparece en los siguientes relatos de H.P. Lovecraft:
· Azathoth.
· The dream quest.
· The whisperer in darkness.
· The dreams in the witch house.
· The thing in the doorstep.
· The haunter of the dark.

The Giaour, Lord Byron (1788-1824)


Combat of the Giaour and the Hassan, 1826 de Eugène Delacroix 


El Giaour (The Giaour) es un poema de vampiros del escritor inglés Lord Byron, publicado en 1813, y el primero de la serie de romances orientales. Pero no es este el detalle que nos interesa, sino aquel que lo ubica como uno de los primeros poemas de vampiros de la literatura inglesa.

La historia detrás del poema es demasiado interesante como para no mencionarla.

Durante uno de sus viajes (que los jóvenes europeos de la época llamaban Grand tour) Byron conoce una ley turca, por la cual se ejecuta a las mujeres infieles arrojándolas al mar envueltas en un saco. La palabra Giaour proviene del turco Gâvur, que significa infiel, y que a su vez desciende de la voz árabe Kafir, ingrato. Esto demuestra que el refinamiento lingüístico no aumenta, sino que decrece a medida que las lenguas evolucionan. Pero volvamos al poema.

Después de que el Giaour lucha contra Hassan, el narrador otomano predice que por este crimen será condenado a convertirse en vampiro. Extrañamente, Lord Byron utiliza la palabra Vampire en el poema, despreciando otros términos orientales. La sentencia es simple pero atroz: transformarse en vampiro y alimentarse de la sangre de todos sus seres queridos.

La relación de Lord Byron con los vampiros no concluye allí. Polidori basó su obra El vampiro en un texto incompleto de Byron, y su protagonista, Lord Ruthven, está inspirado en el Lord Byron real.


El Giaour.

Pero antes, sobre la tierra, como vampiro enviado,
tu cadáver del sepulcro será exiliado;
entonces, lívido, vagarás por el que fuera tu hogar,
y la sangre de los tuyos has de arrancar;
allí, de tu hija, hermana y esposa,
a media noche, la fuente de la vida secarás;
Aunque abomines aquel banquete, debes, forzosamente,
nutrir tu lívido cadáver andante,
tus víctimas, antes de expirar,
en el demonio a su señor verán;
maldiciéndote, maldiciéndose,
tus flores marchitándose están en el tallo.
Pero una que por tu crimen debe caer,
la más joven, entre todas, la más amada,
llamándote padre, te bendecirá:
¡esta palabra envolverá en llamas tu corazón!
Pero debes concluir tu obra y observar
en sus mejillas el último color;
de sus ojos el destello final,
y su vidriosa mirada debes ver
helarse sobre el azul sin vida;
con impías manos desharás luego
las trenzas de su dorado cabello,
que fueron bucles por ti acariciados
y con promesas de tierno amor despeinados;
¡pero ahora tú lo arrebatas,
monumento a tu agonía!
Con tu propia y mejor sangre chorrearán
tus rechinantes dientes y macilentos labios;
luego, a tu lóbrega tumba caminarás;
ve, y con demonios y espíritus delira,
hasta que de horror estremecidos, huyan
de un espectro más abominable que ellos.
Lord Byron (1788-1824)



Jane Toppan y sus pócimas especiales





Jane Toppan fue una angel de la muerte: se llamaba Honora Kelley nació en el año 1857 en Boston, y era hija de unos inmigrantes irlandeses. Aunque no fue adoptada formalmente por el matrimonio Toppan, Honora cambió su apellido por el de ellos, así como su nombre de pila pasándose a llamar Jane Toppan de ahí en adelante. Creció resentida con su madre adoptiva, quien era abusiva con ella y odiaba a su hermanastra Elizabeth, la consentida de la familia. A pesar de esto, llevó una vida más o menos normal hasta que, siendo una mujer joven, fue abandonada por su prometido, lo que le produjo una crisis nerviosa tras la cual trató infructuosamente de cometer suicidio.

En 1885 entró a la escuela de enfermería donde solía obtener excelentes notas, aunque algunos se sorprendieron por su excesivo interés en las autopsias. Mientras estudiaba pasaba mucho tiempo con los enfermos, y allí descubrió el poder de muchos fármacos opiáceos. Jane comenzó entonces a experimentar con los pacientes, especialmente con medicamentos como la morfina y la atropina, variándoles las dosis recomendadas por los facultativos para observar los efectos en su sistema nervioso. En casos de altas sobredosis llegaría a meterse en la cama con los pacientes y abrazarlos en el momento de su muerte.

demasiados pacientes morían bajo sus cuidados cuando les administraba sus “pócimas especiales”. A lo largo de dos décadas Jane acumuló un número incontable de víctimas que sucumbieron a sus mortíferos cocteles de morfina. Se dice que fueron 31 muertes, pero en realidad el número pudo haber sido mucho mayor. Jane no solamente mataba pacientes. En 1895 mató a sus caseros y en 1899 a su hermanastra Elizabeth, a quien le administró una dosis letal de estricnina la cual, como se sabe, produce una muerte espantosa, con terribles dolores y convulsiones.

A principios del año 1901 se fue a vivir a la casa de Alden Davis en Cataumet para atenderlo debido a su pésimo estado de salud, agravado por una depresión tras la muerte de su mujer. Lo que Alden no sabía era que la propia Jane había envenenado a su esposa. En cuestión de semanas, Jane envenenó a Alden y a dos de sus hijas. Como el viejo Alden había fallecido “en trágicas circunstancias”, a Jane se le acabó el trabajo, con lo que decidió regresar a Boston. Allí encontraría al viudo de Elizabeth, su antigua compañera de orfanato, y decidió conseguirlo para ella. Para este fin envenenó y mató a la hermana del hombre, y posteriormente lo envenenó a el con idea de curarlo para demostrarle que era una enfermera capacitada. Llegó incluso a envenenarse a sí misma para provocar las simpatías del hombre, pero esta treta no le funcionó y fue expulsada de aquella casa.

Jane Toppan fue arrestada el 29 de Octubre de 1901. Estando bajo custodia, Jane confesó haber cometido 31 asesinatos aunque se piensa que un número más realista sería entre 70 y 100. En el juicio, llevado a cabo en 1902, los médicos declararon que Jane Toppan había nacido con una “débil condición mental”. Estando en la corte, Jane dijo: “Esa es mi ambición. Matar más gente (más gente indefensa) que cualquier otro hombre o mujer que haya existido jamás”.

Aunque los trabajadores del hospital la recuerdan como una anciana callada y tranquila, aún tenía fantasías homicidas. Algunas de las cuidadoras recuerdan haberla oído decir: “Traiga algo de morfina, querida, y vayamos al pabellón. Usted y yo nos divertiremos muchísimo viéndolos morir”

sábado, 28 de abril de 2012

Robert Berdella: "El Carnicero de Kansas" (imagenes fuertes)
























 ‎"Mis oscuras fantasias se hacen realidad"  


Entre 1970 y 1980 la vida de Robert Berdella transcurrió con aparente normalidad. Ayudó a conformar una patrulla vecinal contra el crimen en su barrio. Se convirtió en un chef tan prestigiado, que era requerido en importantes restaurantes y clubes. Sin embargo, en 1981 renunció a su trabajo para inaugurar un negocio: un local de artículos góticos bautizado como “El Bazar Bizarro de Bob” (“Bob's Bazaar Bizarre”), ubicado en un mercado local. Vendía objetos curiosos como lamparas de lava, imitaciones de calaveras, incienso y demás antigüedades.


Casa de Berdella


4315 Charlotte en Kansas city es la dirección donde Bob Berdella “El Carnicero de Kansas” asesino a seis hombres jovenes, desmenbrandolos vivos, los eviscera, les inyecta liquido destapacaños, etc. en su bañera y guardando los pedazos en bolsas hasta la recogida de la basura del lunes por la mañana. Aparentemente siempre actuaba los fines de semana, de modo que mantenía a sus víctimas descuartizadas en su casa hasta el lunes siguiente. Como muchos otros asesinos en serie realizaba fotografías con su polaroid a sus víctimas (cientos de fotografías de sus crímenes y varias cintas donde graba las sesiones de gran tormento).

Su secreto se desvelo cuando uno de los secuestrados antes de ser asesinado consiguio escapar saltando por una ventana, completamente desnudo y con tan solo un collar de perro.

Las victimas
Berdella le aplicó una droga de uso veterinario 

Berdella le aplicó en los ojos alcohol. Después se sentó encima de él y le golpeó las manos y las rodillas con la misma barra metálica que había empleado con otra de sus víctimas. Luego le puso pinzas para pasar corriente eléctrica en el muslo derecho y el escroto. Le aplicó repetidas descargas mientras Berdella lo fotografiaba, riéndose.


tomó una jeringa, la llenó de líquido destapacaños Drano y se lo inyectó en los ojos.

amordazado y atado con una cuerda de piano, se observa que tiene clavada una aguja en el cuello.

Durante cuatro días, Berdella se dio gusto golpeándolo e inyectándole sustancias, violándolo y cortándole pedazos del cuerpo. Al cuarto día, otro amigo visitó a Berdella quien, para evitar problemas, le puso una bolsa de plástico en la cabeza a Sheldon; este murió asfixiado.


electrocutado

Berdella más tarde confeso haber asesinado a seis hombres en esos años, algunos por inyección letal y otros por asfixia, (en una victima lo electrocuto con 7.700 voltios).

El dijo que distribuía los trozos de los cadaveres en bolsas de basura y se los entregaba a los basureros como si se tratase de basura normal.

Su modo de actuar era simple contrataba los servicios de un prostituto le llevaba a su casa y alli tras maniatarle comenzaba a torturarle hasta que le causaba su muerte.

4 años después de su ingreso en prisión por cadena perpetúa murió de un ataque al corazón, aunque existen hipotesis de que fue asesinado suministrandole un veneno en su comida



Manchas de sangre (luminol)


jueves, 26 de abril de 2012

Richard Leonard Kuklinski, Iceman




Kuklinski fue un asesino a sueldo que aseguró haber matado más de 200 personas en toda su carrera criminal desde 1948 hasta 1986. Sus clientes eran las cinco familias criminales de Nueva York. Sin embargo su carrera como asesino comenzó cuando apenas tenía 13 años. Kuklinski medía 1'96 m de alto y pesaba cerca de 140 kilos, tamaño que le daba una importante ventaja a la hora de liquidar a sus víctimas.

Cuando Kuklinski tenía 13 años, en 1948, emboscó a Charley Lane, el líder de una pandilla de adolescentes llamados “The Project Boys”, la misma que lo había molestado por algún tiempo. Para vengarse de los abusos, Richard golpeó a Charley hasta matarlo con una pala de madera, cuando el bravucón no se volvió a levantar, Kuklinski le arrancó los dientes a Lane y le cortó la punta de los dedos con un hacha para que no pudiera ser identificado. Mas tarde lanzó el cuerpo por un puente al sur de Jersey. Al principio Richard sentía culpa por el homicidio, pero pronto comenzó a sentirse poderoso. En su venganza golpeó hasta casi la muerte a los miembros restantes de la pandilla de Charley. Richard bromeó años después diciendo: “Es mejor dar que recibir”.

Asesino mafioso

Durante mediados de los años 50, Kuklinski tenía la reputación de ser alguien explosivo y temperamental que golpeaba o mataba a cualquiera que lo molestara. Pronto sus tendencias criminales llamaron la atención de la familia criminal de Newark, los DeCavalcante, quienes lo contrataban en sus primeros asesinatos para el crimen organizado. En su tiempo libre, Kuklinski merodeaba por el lado Oeste de Manhattan, lugar donde mataba a transeúntes, después confesó que disfrutaba matar a las personas que se parecían a su padre Stanley. 

Para probar a Kuklinski, DeMeo salió con él en un automóvil, y se detuvieron en una calle de la ciudad, el mafioso escogió a un transeúnte que paseaba su perro y le dijo a Richard que lo mate. Sin cuestionar sus órdenes Kuklinski se bajó del auto, se acercó al hombre y le disparó en la parte posterior de la cabeza mientras caminó a su lado. Posteriormente Richard se convirtió el matón favorito de DeMeo.

Durante una entrevista Kuklinski reveló que jamás mataría a un niño y mucho menos a una mujer. En las entrevistas confesó que en repetidas ocasiones el secuestraba a sus víctimas en vez de asesinarlas, atando sus manos y pies con cinta, para dejarlos en una cueva en la espesura del bosque donde eran comidos vivos por ratas que eran atraídas por el llanto de las víctimas. Richard también filmaba estas escenas como prueba para que el comprador sepa cuanto sufrían antes de morir.



El único asesinato que Kuklinski lamentaba fue cuando iba a matar a un hombre y este comenzó a rezar, el asesino le dijo que si Dios no lo salvaba en 30 minutos, lo mataría, forzando al hombre a esperar ese tiempo antes de morir. Esta fue la máxima expresión del humor sádico del Iceman

Uno de los métodos favoritos de Kuklinski para deshacerse de los cuerpos era meterlos en un barril de aceite de 55 galones, también los desmembraba, enterraba, o guardaba el cadáver en el maletero de un coche y lo trituraba en un depósito de chatarra, en ocasiones solía dejar los cuerpos sentados en las bancos de los parques, o los tiraba a huecos sin fondo, finalmente confesó que a sus víctimas que no estaban muertas se las daba de comer a las ratas gigantes de Pensilvania.

Formando una familia

Durante este tiempo Kuklinski era un reconocido asesino, se casó con Barbara Pedrici y tuvo tres hijos, dos mujeres y un varón. Sin embargo su familia y vecinos no estaban al tanto de sus actividades, y creían que era un exitoso hombre de negocios. En ocasiones salía de su casa mientras almorzaba para encargarse de un objetivo, aunque detestaba trabajar en días festivos, en especial Navidad, porque era importante para él estar con su familia.

Familia de Iceman


Kuklinski se ganó el apodo “Iceman” por disfrazar el tiempo de muerte de sus víctimas congelando sus cuerpos en refrigeradores industriales. 

Iceman capturado

Kuklinski fue descubierto por su método de congelar a las personas, cuando no dejó derretir bien un cuerpo y el oficial de la morgue descubrió astillas de hielo en el corazón de la víctima. Cuando las autoridades finalmente descubrieron a Richard en 1986, basaron su caso en los testimonios del oficial encubierto Dominick Polifrone y la evidencia que reunió el Detective de Nueva Jersey, Pat Kane, quien comenzó una investigación de Kuklinski hace seis años.

Los siguientes 30 años, Kuklinski mató un gran número de personas, (ATENCION: la falta de atención policiaca se debió a que Richard alternaba sus métodos homicidas. El asesino usaba pistolas, picahielos, ballestas, cuchillos, explosivos, patas de cabra, fuego, venenos, fundas de plástico para asfixiar, hasta uso de roedores… he inclusive sus puños!) El número exacto de sus víctimas nunca fue descifrado por las autoridades, Kuklinski dijo que había matado a más de 200 personas. Su veneno preferido era el cianuro porque mataba rápidamente y era difícil de detectar en los exámenes de toxicología, además lo administraba por varios métodos, inyecciones, en la comida de una persona, en un aerosol y simplemente regándoselo en la piel de su víctima.

En un documental que permitió realizar a la cadena de televisión HBO sobre su vida, estando en prisión, declaró que, en su caso, "el asesinato era vocacional", pues quitar la vida a sus víctimas le causaba placer.

En 1988 fue sentenciado a dos cadenas perpetuas. Falleció por causas desconocidas en la prisión de Trenton el 5 de marzo de 2006.


Película




Libro

SER IN-HUMANO


“La crueldad es uno de los placeres mas antiguos de la humanidad”

Nietzsche 

Si creen que los niños de la guerra solo estan en los paises arabes, se equivocan! los seres humanos saben como usar sus crias como titeres de la perversidad, en todas partes del mundo se reclutan niños porque vale mas un cadaver que un futuro doctor o bombero, para una mente siniestra los ve como faciles instrumentos belicos llamese carne de cañon, titeres, marionetas! son dociles, baratos, sumisos, etc 

"Cuando se mata de a uno se es un criminal, cuando se mata de a miles se es un militar y se reciben medallas". Charles Chaplin

solo un disparo y cae solito, sin esfuerzo a la pila de cadáveres 

La guerra es una masacre entre gentes que no se conocen para beneficio de unos pocos que sí se conocen, pero no se masacran.

- Anónimo -

La Masacre de My Lai por los soldados norteamericanos fue el asesinato en masa de 347 a 504 ciudadanos desarmados de la República de Vietnam (Vietnam del Sur) la mayoría de ellos civiles (mujeres y niños) Antes de ser asesinados algunas de las víctimas fueron violadas y abusado sexualmente 

antes


despues


Los asesinaron como si fueran cucarachas de nada sirvió los clamores de misericordia de las mujeres y las lagrimas de niños aterrados, que facil y divertido para ellos que hayan acabado con esas vidas tan despiadadamente, esta es la verdadera cara de la naturaleza humana, por ello yo del ser humano solo espero lo peor (piensa mal y acertaras) hasta donde llega un ser humano de dañar a seres tan inocentes? ese deseo de matar no tiene limites, todo por malditos motivos son frutos de un corazon podrido una mente pervertida en extremo que solo maquina pura destrucción




"Ahora me he convertido en La Muerte, Destructora de Mundos."
Oppenheimer (el padre de la bomba atomica)





Felicito al maldito hombre por sus maravillosas obras, me sorprende en gran manera como una criatura tan insignificante, debil, estupida, efimera, patetica, puede crear cosas tan aberrantes y destructivas... pudranse en su maldicion!!!

este video clip de DIMMU BORGIR se basa en los ensayos de la bomba atomica bautizada como "Little Boy"  presta atencion los detalles de la gran abominacion humana


este video clip muestra a la perfección un resumen de la historia de la humanidad. La guerra, la esclavitud, la opresion, y pare de contar SIEMPRE existirán porque el corazon del hombre es maligno

miércoles, 25 de abril de 2012

Ian Brady y Myra Hindley: "Los Monstruos de los Páramos"

Ian Duncan Stewart nació el 2 de enero de 1938 en Gorbals, Glasgow (Escocia) Desde pequeño, Ian presentaba ataques de ira incontrolables que desembocaban en que se golpeaba la cabeza contra la pared, una y otra vez. Su madre biológica lo visitaba con frecuencia y le llevaba regalos, aunque Ian desconocía la verdadera identidad de la mujer que se portaba tan amablemente con él y llamaba “tía” a “Peggy”. Poco tiempo después, le revelarían la verdad, lo que le causó un fuerte conflicto; no comprendía por qué su madre lo había rechazado y no podía vivir con ella. Los vecinos de los Sloane no aceptaban al niño por su condición social, además de ser conocido en el barrio por ser pésimo para jugar al football. Era cruel con sus mascotas y maltrataba constantemente a perros y gatos, pateándolos. 

Cuando tenía nueve años ocurrió un evento que sus compañeros siempre recordarían. Sus compañeros y él fueron a los Páramos de Loch Lomond de día de campo. Después del almuerzo, durmieron una siesta en la hierba. Cuando se despertaron, Ian había desaparecido. Lo encontraron de pie, a 500 metros de distancia, en la cima de una cuesta empinada. Durante una hora se quedó allí, recortado contra el cielo gigante. Le gritaron y silbaron, pero no les hizo caso. Cuando dos de sus jóvenes compañeros fueron a buscarlo, les dijo que regresaran a casa sin él, que quería estar solo. Una de sus maestras tuvo que ir por él para ordenarle que volviera. En el regreso, a bordo del autobús, estaba hablador por primera vez en su vida. Para Ian, el rato pasado a solas en esa colina había sido una experiencia profunda, que influiría en su vida adulta. Según diría muchos años después, se había sentido solo en el centro de un vasto territorio, sin límites. Todo era suyo. Le pertenecía. Estaba lleno de una sensación de poder y fuerza. En medio de la vacuidad de todo esto, era el amo y señor.

En el colegio hubo un cambio radical. Sus compañeros lo recordarían como un chico muy guapo y un estudiante brillante; incluso aprobó un difícil examen en la Academia de Shawlands, una escuela para alumnos con una inteligencia superior a la media. Sin embargo, cuando se había convertido en un joven muy popular y asediado por las jovencitas, decayó su nivel académico y comenzó a fumar. Prefería la imagen de fortaleza que le daba aparentar ser un rebelde, a la del estudiante modelo. Por esos años, Ian desarrolló su fascinación por la ideología nazi y sus símbolos.

Myra Hindley nació el 23 de julio de 1942 en el distrito de Crumpsall, Manchester (Inglaterra), Estudió en la Ryder Brow Secondary Modern School, donde era considerada una buena alumna, muy responsable. Era atleta y escritora; llevaba un diario, realizaba poemas y cuentos, y leía todo el tiempo. Para ella, la lectura y la escritura eran un refugio. No soportaba ver el sufrimiento ajeno y adoraba a los niños y a los animales. Era dueña de un perro con el cual compartía tiempo, caricias y confidencias. Myra siempre estaba dispuesta a ayudar a los demás, les brindaba consuelo y apoyo, era una excelente amiga y jamás utilizaba la violencia, ni física ni verbal, en contra de nadie. Su propio sufrimiento le servía para no maltratar a los demás.


Mientras tanto, refugiándose en la lectura y la música, Ian Brady leía con avidez al Marqués de Sade y a Friedrich Nietzsche; continuaba además con sus lecturas de obras sobre el nazismo. Poseía varios objetos con la esvástica. Igualmente consumía con avidez libros sobre sadomasoquismo, dominación y otras prácticas sexuales. Ian gustaba de pasar largas horas a solas en los Páramos de Saddleworth, cerca de Oldham, en el condado de Lancashire. Este voluntario aislamiento lo convertía, aún más, en un inadaptado social.

Aprovechaba algunas de estas salidas para torturar animales en la zona de los Páramos, donde nadie podía verlo. Perros, gatos, roedores y aves fueron víctimas de una inusitada crueldad: los pateaba hasta matarlos, los quemaba vivos, los aplastaba con piedras, los mutilaba, les sacaba los ojos; disfrutaba del dolor y los aullidos de los animales, y después terminaba jadeando, antes de regresar a su casa. A muchos ni siquiera los mataba: los dejaba allí, agonizantes, para que sufrieran durante horas después de que él se hubiera marchado. A otros los amarraba y enterraba vivos. Fueron las primeras tumbas que cavó en esa zona.




Necesitado de trabajo y presionado por su familia, Ian comenzó a trabajar en una carnicería; disfrutaba cortar la carne y los huesos de los animales. Le fascinaba quedar cubierto de sangre y pasar horas rodeado de trozos de carne ensangrentada. Su interés por la mutilación creció. Entre los meses de abril y octubre de 1958 trabajó en una cervecería llamada Boddingtons. Por esos días comenzó a beber; pasaba las noches en los pubs, bebiendo cerveza hasta emborracharse. A los pocos meses era un alcohólico. Cuando bebía, su agresividad surgía: era hiriente, violento y demostraba su odio y desprecio por todos los que lo rodeaban.

Myra comenzó a trabajar como mecanógrafa en la empresa química Millward's. Inevitablemente, conoció a Ian Brady. Era cuatro años mayor que ella y poseía un aire de hombre de mundo que la fascinó desde el principio. Durante 1961, Myra escribió en su diario la fascinación y admiración que sentía por Brady. Pero a él la chica le era indiferente. Pasarían varios meses hasta que el 22 de diciembre de 1961, en la fiesta de Navidad de la empresa y al calor de unas copas, Myra e Ian comenzaron una relación amorosa.



Durante su primera cita, Ian Brady invitó a Myra a ver la película Los Juicios de Nuremberg, sobre la forma en que los criminales de guerra nazis habían sido juzgados y condenados en esa ciudad alemana. Las semanas siguientes, Myra comenzó su adoctrinamiento. Tuvo que leer todo aquello relacionado con el nacionalsocialismo: desde Mein Kampf (Mi lucha), el libro escrito por Adolf Hitler hasta las biografías de los principales nazis. También Crimen y castigo de Dostoievski y las obras del Marqués de Sade.


Myra adoptó la ideología de Ian Brady, su forma de vida, sus intereses y hasta cambió el color de su cabello por él. Se vestía con ropa similar a la utilizada por las mujeres alemanas durante la guerra y con botas negras de piel, de tacón alto, lo que a él lo excitaba. Después de este entrenamiento, Ian Brady hizo que Myra sacase una licencia para portar armas, lo que les permitió adquirir algunas pistolas. Brady no podía adquirirlas por ser un ex presidiario.










Myra también obtuvo la licencia para conducir. Las lecturas y las conversaciones con Brady tuvieron su efecto; la afilada inteligencia de Ian caló profundo en la impresionable Myra, quien dejó de creer en Dios al conocer en detalle las atrocidades cometidas por los nazis y los puntos de vista de diferentes filósofos. Aprendió a despreciar a los judíos, a los negros, la religión, las convenciones sociales, el matrimonio e irónicamente, a las mujeres. Brady la inició además en la sexualidad desaforada; le enseñó el placer del dolor y la convenció para que se tomaran fotografías desnudos o haciendo el amor. Filmaron algunas cintas pornográficas, pero su interés en esto decayó rápidamente.

Más que la experimentación sexual, la verdadera pasión de Brady era la violencia. Mientras tenían sexo, Ian Brady llamaba a su novia "Myra Hess", en honor al apellido del oficial nazi Rudolf Hess. Ian llevó a Myra al lugar donde disfrutaba estar a solas: los Páramos de Saddleworth. Le mostró la zona, con algunas construcciones en ruinas, tierra floja y muchísima soledad. Myra quedó fascinada con el lugar y se acostumbraron a ir allí para estar a solas, tener sexo y tomarse fotografías. A lo único a lo que Myra se negaría siempre sería a maltratar animales: su perro la acompañaría aún en su etapa más oscura.

Ian y Myra en los Páramos






Estando con Ian, Myra desarrolló su odio a los niños. A ella, que tanto los había amado y protegido, de pronto le parecían seres detestables. El 12 de julio de 1963, Ian Brady decidió dar el paso definitivo. Pauline Reade, una chica de dieciséis años, se dirigía a un baile de los trabajadores ferroviarios la noche de su desaparición, salió de su casa a las 20:00 horas. Ian convenció a Myra para que abordara a la chica y la invitara a acompañarlos a los Páramos de Saddleworth, para que la ayudara, supuestamente, a buscar un guante. Ian las siguió en su motocicleta.


Una vez en la zona, Ian sometió a Pauline. La zona seguía siendo un lugar solitario, nadie iba por allí. Ian golpeó a la chica, luego le quitó la ropa y la dejó completamente desnuda. Myra miraba la escena atentamente, fascinada al contemplar el otro lado de la violencia: la posibilidad no solamente de sufrirla, sino de ejercerla. Una vez desnuda, Ian golpeó a Pauline un rato más; ella lloraba y pedía que la dejaran en paz. Nadie le hizo caso; Ian la violó mientras la chica no dejaba de gritar. Después tomó un cinturón y la estranguló. Cuando todo terminó, cavaron un agujero y allí enterraron el cuerpo.

Su segunda víctima fue John Killbride, de doce años de edad. El 23 de noviembre de 1963, John Killbride y su amigo John Ryan fueron al cine por la tarde. Cuando la película terminó a las 17:00 horas, se fueron al mercado de Ashton-Under-Lyne para ver si podían ganar algún dinero ayudando a los vendedores ambulantes a recoger sus puestos. Myra engañó al niño llevándolo a la misma pradera. Myra le dijo que se veían en una zona cercana para que la ayudara a buscar un objeto perdido, por lo cual le daría algo de dinero; a cambio, el niño no debería decirle a nadie donde iba a estar. El chico obedeció las indicaciones.


En los Páramos de Saddleworth ya estaba esperando Ian, quién de inmediato comenzó a golpear al chico. Le dio puñetazos y lo pateó en el estómago, le pisó los dedos y lo golpeó en la cabeza. El niño lloraba. Myra observaba nuevamente. Ian le ordenó al niño que se quitara la ropa; una vez que estuvo desnudo, lo obligó a ponerse boca abajo y lo violó analmente. Se había llevado una de las pistolas adquiridas por Myra; cuando el chico yacía en el piso, inconsciente, trató de ejecutarlo con un disparo. Pero el arma estaba atascada y no pudo dispararle. Enfurecido, esperó que el chico volviera en sí y después lo estranguló. Con ayuda de Myra, cavó otra fosa y enterró el cadáver.

El tercer asesinato tuvo como víctima a Keith Bennet, de doce años de edad. El 16 de junio de 1964, los dos lo abordaron en la calle y lo invitaron a acompañarlos a un supuesto día de campo. Otra vez lo condujeron a los Páramos. Nuevamente se repitió la rutina: Ian lo obligó primero a desnudarse ante la mirada cómplice de Myra. Después descargó su furia sobre el chico, golpeándolo hasta que se cansó. Ian lo violó analmente, lo estranguló y volvieron a cavar una fosa. Una vez enterrado el cadáver, volvieron a la ciudad.

Era martes y todos los martes Keith Bennett iba a la casa de su abuela para pasar la noche, que quedaba a kilómetro y medio de distancia. Siempre se iba solo. Su madre lo vio en el cruce de Stockport Road, luego lo dejó para ir a jugar bingo en la dirección opuesta. Cuando Keith no llegó a la casa de su abuela, la anciana asumió que habían decidido no enviarlo aquel día. La desaparición de Keith no fue descubierta hasta la mañana siguiente, cuando la abuela llegó a la casa de su hija sin Keith. De nuevo, la policía fue llamada, de nuevo se realizó una búsqueda, y de nuevo parecía que el niño había desaparecido sin dejar rastro al igual que las victimas anteriores. Tiempo después, y con el objetivo de causar más sufrimiento a la madre del niño, Myra e Ian se negarían a revelar a la policía el sitio exacto donde habían enterrado a su víctima. Su cadáver nunca fue hallado.

Fue en un parque de diversiones donde conocieron a Lesley Ann Downey, una niña de diez años. Ian y Myra habían ido a pasear a la feria y vagaban por allí, comiendo helados, cuando la vieron. Lesley les sonrió amigablemente; había ido sola a aquel lugar. Ellos intercambiaron una mirada cómplice y la abordaron. Se mostraron muy amables con ella, le compraron un algodón de azúcar y finalmente la invitaron a acompañarlos y quedaron de verla en otro sitio un rato después. Esta vez la llevaron a su casa. Ian y Myra la obligaron a que se desnudara por completo. Al principio ella, desconcertada, se negó, pero Ian le dijo que era para un trabajo fotográfico y le mostró su cámara. Como ella se resistía, la obligaron. Una vez desnuda, Ian la amarró, la colocó en varias posiciones sexualmente explícitas y le tomó nueve fotografías. Satisfecho, Ian comenzó a pegarle, abofeteándola y propinándole puñetazos y patadas. Habían puesto un disco de The Beatles y la canción “I feel fine” sonaba como fondo. Myra tenía una grabadora; aprovechó la ocasión y grabó los gritos de su víctima; la niña lloraba, gritaba y rogaba por su vida. La grabación de dieciséis minutos era escalofriante: “¡Por favor, no me hagan nada, por favor, mamá, ayúdame! ¡Dios mío, ayúdame! ¿Qué van a hacer conmigo?” Se escuchaba la música al fondo, así como la voz de Myra, primero tratando de convencerla de que se calmara, luego insultándola y amenazándola. También se oía la voz de Brady, furioso, gritándole. Este finalmente la violó vaginal y analmente, mientras Myra observaba todo con frialdad. Luego Ian la estranguló.


Después de llevar a cabo este ritual, la enterraron a la mañana siguiente en los Páramos de Saddleworth. Las nueve fotos y la grabación fueron utilizadas para ambientar sus siguientes encuentros sexuales: hacían el amor rodeados de las imágenes de la niña torturada y escuchando sus gritos de dolor y terror, lo cual los excitaba. Luego, las fotos y el cassette fueron guardados en una maleta. 

Jennifer “Jenny” Tighe, de catorce años, fue su siguiente víctima. El treinta de diciembre de 1964, la niña fue a un club en Manchester para escuchar a varios de sus grupos de rock locales favoritos. Myra e Ian la interceptaron en la calle, la llevaron a su casa, le pusieron la canción de The Beatles y repitieron el procedimiento: la desnudaron, la golpearon, la torturaron quemándola con cigarrillos, la violaron y estrangularon. Su cuerpo terminó enterrado en los Páramos. Su padre estaba seguro de que la niña se había fugado “con los beatnicks” y así se lo comentó a la policía: fue un gran error. En la investigación que tendría lugar tiempo después, Jennifer no sería considerada víctima de la pareja, hasta que Myra, muchos años después, confesó el crimen.

Ian y Myra seguían yéndose a pasear a los Páramos, donde conversaban abiertamente de sus crímenes. Gustaban de tomarse fotografías junto a las tumbas de sus víctimas, riéndose. En agosto de 1965, se suprimió la pena de muerte en el Reino Unido y la cadena perpetua se convirtió en la máxima pena, esto redundaría en beneficio de la pareja homicida.

Ian y Myra sobre la tumba de una de sus víctimas


































Su última víctima conocida fue Edward Evans, un chico de diecisiete años. El 6 de octubre de 1965, lo invitaron a su casa con insinuaciones sexuales de Myra. Cuando el chico estuvo desnudo, Ian se dedicó a golpearlo. Después lo amarraron y lo pusieron sobre un sofá, donde dedicaron varias horas a torturarlo.

David Smith (cuñadode Myra) fue acudir a la Estación de Policía de Manchester. Allí denunció el asesinato del que había sido testigo. La policía llegó a la casa de Brady y Hindley; allí descubrieron el cuerpo ensangrentado de Evans por hachazos cubierto con una sábana y un cable en el cuello, en una habitación del segundo piso de la casa. Ian Brady y Myra Hindley fueron arrestados inmediatamente y acusados de asesinato tras la declaración de David Smith.


Tras ser interrogados, Myra confesó. Ian lo hizo poco después: admitió haber matado de un hachazo a Edward Evans porque había un testigo, pero exculpó a Myra del crimen; también admitió cuatro asesinatos más. Hasta noviembre de 1986, veinte años más tarde, Ian no admitió ser el culpable de las muertes de Pauline Reade y Keith Bennet. Los agentes localizaron la maleta que contenía las nueve fotografías de la desnuda y torturada Lesley Ann Downey, así como la grabación con sus gritos. El nombre de John Kilbride estaba escrito en un cuaderno, las descripciones de los asesinatos se hallaban en el diario de Myra y también las fotografías sobre los sepulcros.
























Ann West, la madre de la fallecida Lesley Ann Downey, fue una de las personas que más sufrió a causa de la pareja. Tuvo que ver las nueve fotografías de su hija desnuda, atada y violada, además de escuchar su voz en la grabación para poder inculpar a Ian y Myra. Su dolor aumentó cuando Ian declaró que no se arrepentía de nada de lo que había hecho. 

La investigación se centró en los Páramos de Saddleworth en las afueras de la ciudad, donde Brady y Hindley habían enterrado a sus víctimas; varios cadáveres fueron recuperados. El juicio comenzó el 21 de abril de 1966. El fiscal Sir Elwyn Jones acusó a Ian Brady y Myra Hindley de ser "personas malvadas", que se jactaban de sus asesinatos y disfrutaban del dolor de las familias.

Durante el juicio, la madre de Lesley Ann Downey, Ann West, tuvo que escuchar otra vez la grabación de los últimos momentos de vida de su hija para poder reconocer su voz: los gritos resonaron en el Tribunal hasta que la madre se derrumbó. Ian y Myra sonreían. Esto creó un odio gigantesco en la opinión pública británica y en la prensa, quien de inmediato bautizó a la pareja como “Los Monstruos de los Páramos”.

Durante el juicio, su hermana Maureen no dudó en declarar cómo Myra había cambiado radicalmente al comenzar a salir con Brady: “Era una joven adusta que decía odiar al género humano. Myra se sentía incapaz de imaginar la vida sin Brady. Tan unida se sentía a su novio, que ni siquiera cuando un día éste le dijo que quería abusar sexualmente de un niño, fue capaz de dejarlo”.





































La policía fue incapaz de encontrar dos de los cuerpos enterrados y se conformaron con acusarlos por los que sí habían hallado. Durante todo el juicio, Ian y Myra intentaron culpar a David Smith (cuñado de Myra que los denuncio) de los asesinatos, una actitud que sólo sirvió para profundizar el odio del público hacia ellos.

En ningún momento durante el juicio mostraron arrepentimiento o alguna reacción emocional ante el dolor de las familias de sus víctimas. Además, la fotografía de Myra tras su detención se reprodujo hasta el hartazgo en todos los periódicos y se convirtió en un icono instantáneo: el rostro del Mal que los británicos identificaban y maldecían. La misma Myra diría que nada le hizo tanto daño como esa fotografía.

El 6 de mayo de 1966 ambos fueron condenados a cadena perpetua. En 1967, el Secretario General de Justicia decidió que la pareja de asesinos nunca saldrían de prisión. Ann West murió a causa de la depresión en la que se sumió después del asesinato de su hija de diez años. Fallecida treinta y dos años después, pese a todo la atormentada Ann West murió sabiendo que los dos homicidas se quedarían en la cárcel. Luego de ser condenada, Myra Hindley solicitó varias veces la libertad condicional pero nunca le fue concedida.

En prisión, Myra se convirtió en la reclusa número 964055. Compartió celda con otra famosa asesina en serie británica, Rosemary West. Allí pasó muchos años, recibiendo continuamente flores, dinero y cartas de admiradores. El caso más extraño fue el de un chico de trece años, quien le escribió a Myra para decirle que estaba seguro de que ella había cambiado y era ya una buena persona. La carta del niño, quien había recibido permiso de sus padres para escribirle a la asesina, se publicó en los periódicos británicos. En 1970, Myra rompió todo contacto con Brady. Nunca volvería a verlo.

Sobre su ex pareja, Brady diría: “Myra era un camaleón que simplemente reflejaba lo que ella creía que le agradaría a la persona a la que se dirigía. Era capaz de matar a sangre fría. En este sentido, tuvimos una fuerza inexorable". En 1985, tras diecinueve años en prisión, Ian fue declarado mentalmente insano y enviado a un hospital psiquiátrico. Luego fue ingresado en el Hospital de Ashworth en Liverpool, Merseyside, Inglaterra, donde se le diagnosticó esquizofrenia paranoide. Permaneció allí hasta convertirse en un anciano, debatiéndose día a día entre la vida y la muerte debido a varios intentos de suicidio y huelgas de hambre que deterioraron su salud.

Pese a esto, Brady no se arrepintió nunca de sus crímenes y hasta escribió un libro "felicitando a sus colegas asesinos". Además siguió jactándose de sus asesinatos y continuó por años jugando con el dolor de los familiares de sus víctimas, en especial con la familia de Lesley Ann Downey. Ian Brady aceptó rápidamente su condena y pronto se instaló en la vida carcelaria.

Por su parte, Myra fumaba mucho, sufría de angina de pecho e hipertensión. El 15 de noviembre de 2002, tras una enfermedad pulmonar, Myra sufrió un ataque cardíaco y fue ingresada en el hospital; pocas horas después murió de insuficiencia respiratoria, derivada de una grave infección en el pecho después de su ataque al corazón.



Sus crímenes marcaron la historia británica. Después de ellos, pocos asesinos en el Reino Unido calaron tan profundo en la opinión pública y despertaron tanta animadversión. Hasta la fecha, los cadáveres de algunos de los niños que mataron siguen allí: enterrados en algún lugar de los Páramos, sin que se les haya podido hallar.

cancion referente a "Los Monstruos de los Páramos"



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